En una hora llegamos al Restaurante "Ojos de Halcón", las afueras
del restaurante habían sido mancilladas por la mano de ese hombre, no quedaba resquicio
alguno del Serrano Cano, pero sí alguien que sabía todo. El jefe según comentó
mi primo pago una cantidad de dinero desmesurada por un local muy abandonado
por el paso de los años, ya que la compra fue hace un par de años. Sin duda ese
interés era sospechoso.
Entramos al restaurante y una amable jovencita rubia de ojos castaños, con
un cuerpo bastante definido, más alta que nosotros y con una ropa muy ceñida,
nos atendió.
- Que desean ¿los señores?
- Uf...yo te desearía a ti... - dijo mi primo en voz baja.
Le golpe en el pecho con el codo - Mesa para dos, por favor - dije sin poder
dejar de mirar sus voluminosas tetas.
¡Venga por aquí! - dijo la muchacha con una sonrisa en la cara.
- Yo a esta le daba jamón en barra, madrecita que polvo tiene - me dijo
David al oído sin que pudiéramos ambos dejar de mirar los pantalones, casi
mallas que llevaba.
- El menú del día se compone de Potaje de Vigilia, un exquisito Bacalao
Confitado y torrijas de postre.
Al oír la palabra torrijas, mi primo paso de mirar a la chica con cara de
vicio a mirarla con una cara más vista en las series de televisión que en la
vida real, la baba parecía caérsele al oír la palabra torrija. Le cerré la boca
golpeando su mandíbula hacia arriba con mi brazo.
- Perdone a mi primo, si, tomaremos eso señorita, pero quisiera al final
hablar con el jefe.
- El jefe les recibirá sin problema al final del servicio de comidas, ya que
es el jefe de cocina también. Dijo la muchacha entregando la comanda a Cocina
moviendo sus caderas con un bamboleo digno de una modelo.
- ¡Contrólate tío! - dije a mi primo en voz medio alta y ya en voz
baja dije - Has visto que culo tío, bff le daba candela noche y día jaja
- ¡¡Cabrón!! Y luego me dices a mí - dijo riéndose.
Paso la comida, bastante agradable con la conversación a veces bien y a
veces un poco rara de mi primo, ya que parecía no haber comido nada sano desde que
Pilatos crucifico al Señor...tras todo me acerque solo a la cocina, mi primo se
dedicó a analizar las torrijas con la camarera que con el calor empezó a
desabrocharse unos botones de la camisa.
Al entrar en aquella cocina me encontré solo al jefe, Fernando era su
nombre, nunca lo olvidare, fue un antiguo compañero de prácticas en un
restaurante, se encargó de hacer la vida imposible a todos los nuevos en aquel
restaurante, sabía que él lo compro por algo...y lo iba a saber, por las buenas
o por las malas.
- ¿Tu eres Fernando? - dije mirando con gran desafío al hombre que estaba
poniendo a punto las cosas para el día siguiente.
- ¿Quién me requiere? - dijo mientras cortaba cebolla sin siquiera mirarme.
- Un joven que busca respuestas del pasado - dije mirando la cocina, nada
era como en mis tiempos, ese hombre se había encargado de destruir todo, hasta
la foto familiar que teníamos en el comandero.
- Pues ese joven puede volver por donde ha venido, aquí se sirve comida, no
se dan respuestas - dijo en un tono alto y borde mientras seguía cortando.
- ¿Acaso no vas a recibir al que te vendió esto? - dije con gran seriedad