martes, 29 de enero de 2013

CAPITULO 3 - Página 4

En una hora llegamos al Restaurante "Ojos de Halcón", las afueras del restaurante habían sido mancilladas por la mano de ese hombre, no quedaba resquicio alguno del Serrano Cano, pero sí alguien que sabía todo. El jefe según comentó mi primo pago una cantidad de dinero desmesurada por un local muy abandonado por el paso de los años, ya que la compra fue hace un par de años. Sin duda ese interés era sospechoso.
Entramos al restaurante y una amable jovencita rubia de ojos castaños, con un cuerpo bastante definido, más alta que nosotros y con una ropa muy ceñida, nos atendió.
- Que desean ¿los señores?
- Uf...yo te desearía a ti... - dijo mi primo en voz baja.
Le golpe en el pecho con el codo - Mesa para dos, por favor - dije sin poder dejar de mirar sus voluminosas tetas.

 ¡Venga por aquí! - dijo la muchacha con una sonrisa en la cara.
- Yo a esta le daba jamón en barra, madrecita que polvo tiene - me dijo David al oído sin que pudiéramos ambos dejar de mirar los pantalones, casi mallas que llevaba.
- El menú del día se compone de Potaje de Vigilia, un exquisito Bacalao Confitado y torrijas de postre.
Al oír la palabra torrijas, mi primo paso de mirar a la chica con cara de vicio a mirarla con una cara más vista en las series de televisión que en la vida real, la baba parecía caérsele al oír la palabra torrija. Le cerré la boca golpeando su mandíbula hacia arriba con mi brazo.
- Perdone a mi primo, si, tomaremos eso señorita, pero quisiera al final hablar con el jefe.
- El jefe les recibirá sin problema al final del servicio de comidas, ya que es el jefe de cocina también. Dijo la muchacha entregando la comanda a Cocina moviendo sus caderas con un bamboleo digno de una modelo.
 - ¡Contrólate tío! - dije a mi primo en voz medio alta y ya en voz baja dije - Has visto que culo tío, bff le daba candela noche y día jaja
- ¡¡Cabrón!! Y luego me dices a mí - dijo riéndose.
Paso la comida, bastante agradable con la conversación a veces bien y a veces un poco rara de mi primo, ya que parecía no haber comido nada sano desde que Pilatos crucifico al Señor...tras todo me acerque solo a la cocina, mi primo se dedicó a analizar las torrijas con la camarera que con el calor empezó a desabrocharse unos botones de la camisa.
Al entrar en aquella cocina me encontré solo al jefe, Fernando era su nombre, nunca lo olvidare, fue un antiguo compañero de prácticas en un restaurante, se encargó de hacer la vida imposible a todos los nuevos en aquel restaurante, sabía que él lo compro por algo...y lo iba a saber, por las buenas o por las malas.
- ¿Tu eres Fernando? - dije mirando con gran desafío al hombre que estaba poniendo a punto las cosas para el día siguiente.
- ¿Quién me requiere? - dijo mientras cortaba cebolla sin siquiera mirarme.
- Un joven que busca respuestas del pasado - dije mirando la cocina, nada era como en mis tiempos, ese hombre se había encargado de destruir todo, hasta la foto familiar que teníamos en el comandero.
- Pues ese joven puede volver por donde ha venido, aquí se sirve comida, no se dan respuestas - dijo en un tono alto y borde mientras seguía cortando.
- ¿Acaso no vas a recibir al que te vendió esto? - dije con gran seriedad