martes, 29 de enero de 2013

CAPITULO 3 - Página 3


El sol entró por la vieja ventana como luz celestial, hacia una mañana esplendida, uno de esos rayos hizo abrir los ojos, confuso vi el móvil "Feliz Jueves Santo" ponía en la pantalla.
- Hoy es ¿Jueves Santo? - dije aún dormido.
El Jueves Santo en Cáceres es el inicio de una trilogía de días en las que las salidas y entradas a la ciudad se colapsan, son los días grandes, salir de la ciudad en estos días es algo impensable, la afluencia de público es masiva.
Me levante y fui a la ducha de mi habitación, tras ducharme vi que mi ropa no estaba en su sitio, baje en calzoncillos por la casa aún adormilado, se notaba por mi cara y por olvidar taparme la cicatriz.

 - ¿Ya te has levantado? Joder, en serio que no estas hibernando - dijo riéndose David de mis pintas
- Cállate imbécil y dime dónde está mi ropa - dije con un aspecto decrepito por todo lo vivido en la noche.
- Primo, estas muy mal últimamente, fíjate estas en bola por la casa como si no tuviéramos visita - dijo riéndose señalando a la sirvienta de la casa, una jovencita morena de ojos verdes, con una bonita faz y un mejor cuerpo cubierto por un ceñido corsé negro y una falda corta.
- No sé si ha sido mi estancia en Sevilla, pero no tardare mucho en acostumbrarme a tus costumbres de follarte al día a más de 5 tías diferentes ¿Esta que es, otra puta? - dije sin quitar la vista de la chica
- ¡Que dices tú, gilipollas! - dijo la chavala ofendida
- ¿Puta y protestona? te las buscas difíciles eh primo - dije sin querer mediar mayor palabra.
- Pero serás gilipollas, yo soy una sirvienta normal y corriente, no soy ninguna prostituta imbécil - dijo la chavala muy indignada
Baje poco a poco las escaleras arroscándome la cabeza y bostezando, obviando por completo que seguía en calzoncillos.
- Que si, que si, pequeñaja, pero dime dónde está mi ropa, vale, chacha - dije vacilando a la chavala
- Primo, no te recomendaría acercarte tanto a ella...no es una chica fácil... - dijo mi primo observando la escena en un sillón con su particular batín.
- Tu puta ropa está ahí, da gracias a que eres primo del cabrón aquel - dijo señalando a mi primo. Si no te habría metido tal patada en los huevos que te recordaría a la primera ostia que te dio el médico al nacer, gilipollas.
- Ufff chica dura eh...no veas como me pones niña - dije acercándome a por la ropa rozándome con ella, me pude fijar que se sonrojo.
Una vez vestido en la cocina, cogí un café y una tostada y me la fui comiendo por el camino mientras me vestía.
- ¿Te vas? - dijo David
- Sí, tengo asuntos que tratar, oye ¿a quién vendiste el Serrano Cano?
- Otra vez eso, que pesado - dijo riéndose - todo lo que buscas lo encontraras en ese cajón, ¿pero para que lo quieres?
- Necesito hacerle una visita...
- ¿Puedo ir contigo? - dijo con unos ojos ilusionados esperando una afirmación.
- Si quieres, pero no será agradable para mi volver allí, comprenderás...
- Lo comprendo, aun así ¿podremos recordar viejos tiempos allí? ¿no?
- Supongo, pues vistet...- dije antes de ser interrumpido
- Listo, ya podemos irnos.
- P...pero tu sueles tardar 30 minutos en...
- Es que sabía que ibas a decir que sí, hoy no te me escapas, quiero pasar un rato contigo ¡Joder! Vuelves como un espíritu y no hemos vivido ni 10 minutos juntos, así que ya estoy listo, mientras que tu dormías cual marmota, yo he hecho todas las cosas necesarias para el viaje, como dijo un colega mío "Si vas de viaje ve meado, cagado y bien follado", por suerte he hecho las tres así que vámonos.
- ...Algún día me dejaras de asombrar?
- Nah...Quizás muerto...
Salimos de casa y fuimos al coche, salimos con dificultades de Cáceres rumbo al Serrano Cano, ahora mancillado por un jefe que recordaba hace años y que cambio el nombre por "Restaurante "Ojos de Halcón"" Me esperaba un día movido...
- Primo, pon música, que ir todo el viaje en silencio es muy incómodo - dije tomando un sorbo de una lata de refresco.
- ¡A sus órdenes! - dijo riéndose
En el coche comenzó a sonar Camela y su mítica canción " Sueño contigo", al momento tuve que escupir todo lo que había bebido.
- ¡¡¡Que cojones!!! - dije indignado.
- ¿Jaja, no te gusta Camela? Tengo toda la discografía... - dijo riéndose mientras miraba al frente para ver la carretera.
- Dios...la que me espera... - dije suspirando.